Un grupo parapolicial quema 35 autobuses públicos en Río de Janeiro y desata el caos

Dos de los al menos 35 autobuses públicos incendiados este 23 de octubre por un grupo parapolicial en Río de Janeiro.TV GLOBO (via REUTERS)

La principal mafia parapolicial de Río de Janeiro (Brasil) ha desatado el caos este lunes por la tarde en represalia por la muerte de uno de sus jefes, horas antes, durante una operación policial. Los criminales han perpetrado un ataque simultáneo y coordinado en el que han quemado al menos 35 autobuses en la segunda mayor ciudad brasileña. Las autoridades han decidido decretar la alerta y suspender parte de las líneas de transporte terrestre en la ciudad, lo que ha colapsado el tráfico en varias áreas, sobre todo en la zona oeste. La principal avenida carioca también se ha visto afectada por los monumentales atascos. El gobernador, Claudio Castro, ha felicitado a los agentes y ha advertido a los delincuentes: “¡Que el crimen organizado no se atreva a desafiar el poder del Estado!”. Es uno de los peores ataques criminales en la historia de la ciudad, según el diario O Globo.

En su mensaje en redes sociales, el gobernador Castro, que es aliado del expresidente Jair Bolsonaro, ha añadido: “¡No vamos a parar! Nuestras acciones para asfixiar al crimen organizado han dado resultados diarios. Hoy asestamos un duro golpe a la mayor milicia de la Zona Oeste”.

Los graves disturbios han comenzado por la tarde, tras la muerte del número dos en la jerarquía de esta mafia en un tiroteo con agentes policiales. Matheus da Silva Rezende, conocido como Faustão, sobrino y mano derecha del líder del grupo, ha muerto abatido en una operación policial este mismo lunes. Según el gobernador, Faustão era “el responsable por las guerras de territorio que aterrorizan a los vecinos de Río”.

Los incidentes han afectado a por lo menos siete barrios donde vive más de un millón de cariocas. Las autoridades también han decidido suspender mañana, martes, las clases en las escuelas de la zona oeste de Río, la más afectada por la vandálica represalia. Algunas paradas de autobús también han sido destruidas. Mientras, miles de personas están desesperadas sin poder regresar a sus hogares.

Un joven en bicicleta frente a dos de los autobuses incinerados, la noche del 23 de octubre.
Un joven en bicicleta frente a dos de los autobuses incinerados, la noche del 23 de octubre.Antonio Lacerda (EFE)

En los últimos años, las llamadas milicias, grupos criminales integrados por policías y militares retirados o en activo que extorsionan y trafican con drogas, han ido ganando poder y arrebatando territorio a los narcotraficantes clásicos. Y las batallas por la sucesión en las bandas o por el control de los barrios se dirimen a tiros. Las milicias nacieron de la mano de agentes de las fuerzas de seguridad que tomaron el control de barrios con el argumento de combatir al narcotráfico. Han ganado tanto poder que dominan más barriadas y a más vecinos que los traficantes de drogas.

El alcalde carioca, Eduardo Paes, ha pedido “una respuesta muy firme a las fuerzas policiales” y ha criticado a los autores de los disturbios. “Además de delincuentes, idiotas. (…) Queman autobuses públicos pagados con dinero del pueblo para protestar por una operación policial. Quien paga es el pueblo trabajador”.

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